Louisville.- Ante la duda generalizada sobre si el agua en Louisville es apta para el uso doméstico, la empresa que ofrece este servicio, Louisville Water, y las autoridades metropolitanas han asegurado que luego de los monitoreos y las pruebas respectivas, el agua es segura para el consumo humano.
El escepticismo se origina en la contaminación del río Ohio, luego del descarrilamiento e incendio de un tren de carga de 100 vagones, de Norfolk Southern, cargado con químicos en East Palestine, Ohio, el pasado 3 de febrero.
Entre los químicos se encuentran: cloruro de vinilo, éter monobutílico de etilenglicol, acrilato de etilhexilo, isobutileno y acrilato de butilo, informó la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA, por sus siglas en inglés)
Como una respuesta a la preocupación ciudadana, el alcalde Craig Greenberg publicó un video en las redes sociales en el que, junto al director ejecutivo de Louisville Water, intenta disipar los temores.
Allí los funcionarios recalcaron que la calidad del agua se monitorea 200 veces al día.
“Estamos al tanto de los rumores que circulan en línea y queríamos dejar las cosas claras, para que se sepa que su agua es segura para beber», afirmó Greenberg.
Louisville Water publicó un informe en el que se explican las medidas tomadas para asegurar la calidad del agua.
El documento indica que los científicos han tomado muestras del río en zonas previas a Louisville y que hasta ahora no se han detectado cantidades cuantificables de acrilato de butilo, que es uno de los químicos presentes en el derrame.
Además, se explica que, tras varios días del desastre, si hubiera restos del derrame ya se los podría identificar y que la lluvia de estos días, probablemente, ha contribuido para diluir cualquier resto.
En un día normal, según la información oficial, por Louisville pasan un promedio de 75 millones de galones de agua, cantidad que al menos se ha triplicado por efecto de las lluvias.
Pruebas y monitoreos continúan
De acuerdo con el sitio web de la compañía del agua, se elaboró una tabla en donde se pueden revisar las pruebas realizadas en diferentes puntos de la región, incluyendo, por ejemplo, Louisville, Westport, Carrollton y Warsaw.
El registro del pasado 20 de febrero no detectó la presencia de los químicos en cuestión.

Sin embargo, el experto Andrew Whelton, de la Universidad de Purdue, dijo a varios medios de comunicación que los exámenes que realizan los funcionarios no siempre prueban los productos químicos correctos.
Para Whelton, hacen falta datos científicos, pues aún hay muchas preguntas sin respuesta, especialmente, sobre el riesgo para la salud, tanto a mediano como a largo plazo.
El experto critica la demora de las agencias en compartir sus datos de pruebas del agua. «Por ejemplo, ninguno de los datos de pruebas de pozos de agua potable se publica en línea. Por lo tanto, no está claro qué están analizando los funcionarios», manifestó.

Hasta principios de la semana, los datos oficiales aseguran que se han retirado más de 3.100 yardas cúbicas de suelo contaminado en el área del descarrilamiento y un total de 942.000 galones de líquidos tóxicos.
Aunque no se han reportado todavía muertes ni lesiones causadas directamente por el descarrilamiento y los socorristas pudieron apagar el incendio en dos días, el sitio de emergencias del gobierno de Ohio, EMA, infiormó de la muerte de miles de peces, sin que se haya encontrado «más evidencias de riesgo para la vida acuática».
La orden de evacuación en la zona del desastre, en East Palestine, se levantó el 8 de febrero, cinco días después del descarrilamiento. Desde entonces, los residentes han informado de una preocupación generalizada por la seguridad del aire y el agua. Algunos dicen que han experimentado dolores de cabeza o erupciones cutáneas.
La Agencia de Protección Ambiental ordenó a Norfolk Southern que realice una limpieza de los productos químicos del suelo y el agua del área. El director ejecutivo de esa compañía, Alan Shaw, aseguró que se destinarán $ 6,5 millones para ayudar a los afectados por el derrame de sustancias químicas tóxicas.