La indignación, la frustración y las dudas sobre la integridad policial se apoderaron de los ecuatorianos, tras el asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio a manos de sicarios.
El político, que fue acribillado a tiros a la salida de una concentración política ayer, se dio a conocer en la vida pública del Ecuador, primero, como sindicalista, y luego como periodista de investigación, desde donde reveló una serie de actos de corrupción durante los gobiernos de Rafael Correa y Lenín Moreno. También denunció los nexos entre políticos y carteles del narcotráfico.
De acuerdo con las principales encuestadoras, en esta contienda electoral tenía claras posibilidades de forzar a una segunda vuelta.
Pese al asesinato, el Consejo Nacional Electoral ratificó que las elecciones presidenciales anticipadas en Ecuador se realizarán en la fecha prevista, el próximo 20 de agosto.
Investigaciones y cuestionamientos
Tras el asesinato, una ola de críticas se han volcado sobre el accionar de la Policía y al gobierno de Lasso, debido a las fallas en la custodia del candidato.
Estados Unidos ofreció su asistencia. “El Gobierno de los EE.UU. condena enérgicamente este ataque y ofrece asistencia investigativa urgente”, escribió en Twitter el embajador estadounidense, Michael Fitzpatrick, quien se refirió al político como un “luchador contra los corruptos y narco-delincuentes que han hecho tanto daño al Ecuador”.
El ministro del Interior, Juan Zapata, y los jefes Policiales, sin responder a las preguntas de los periodistas, se limitaron a anunciar una investigación.
El presidente Guillermo Lasso confirmó esta mañana que una delegación del FBI llegará en las próximas horas a Ecuador para colaborar con las investigaciones.
Varias organizaciones políticas han planteado una alianza contra la violencia.